La portería del Real Madrid ocupa durante estos días
multitud de tertulias televisivas, radiofónicas, en los bares, las que se mantienen de forma cordial con los
amigos, y por supuesto, las que se mantienen mediante los 140 caracteres de un
tuit. En todas ellas la opinión, cómo el trasero, cada uno tiene la suya.
Multitud de aficionados y periodistas opinan que la
titularidad indiscutible debe ser para Casillas, otros tantos, con opinión
igualmente respetable, opinan totalmente distinto, para ellos el titular debe
ser Diego López.
En el primer partido oficial de la temporada, Ancelotti y
Vecchi se inclinaron por el gallego, y este ocupó la portería del Bernabéu
durante los 90 minutos. Está decisión causó alboroto entre la prensa y la afición.
Muy pocos partidarios de Casillas respetaron la decisión del cuerpo técnico.
Muchos casillistas faltaron el respeto de forma grave a Carlo Ancelotti. Evidenciando así, el nivel de educación del casillismo. En sus
opiniones se albergaban zafios insultos y faltas de respeto a la
profesionalidad de Ancelotti, llegando a afirmar que la decisión de que el de
Mostolés fuese suplente, venía de arriba. Tratando así a Ancelotti, cómo poco
menos que una marioneta del presidente.
En el segundo partido oficial de la temporada, el cuerpo
técnico volvió a considerar oportuno que López fuese el guardameta titular.
Haciendo así, llegar a la conclusión a aficionados y periodistas, de que el
portero titular para el resto de la temporada va a ser Diego. Provocando así,
que más de un licenciado en ignorancia, exija la inminente marcha de Ancelotti,
o se atreva a decir, que no está capacitado para ocupar el banquillo del
Madrid. Provocando así también, una más que posible pitada en el Bernabéu hacia
su persona el proximo domingo. Porque, cómo me comentaba el otro día Manuel
Matamoros en Twitter: “En el Santiago Bernabéu hay mucho ciego y mucho sordo,
parece la piscina de Lourdes”
Yo, por supuesto tengo mi opinión, cómo todo hijo de vecino
en esté asunto, también tengo predilección hacia un portero por encima del
otro. Pero tenedlo claro, no voy a criticar al entrenador por hacer la
alineación que considere oportuna, aunque no coincida con mis gustos. Estaré,
al resultado de sus decisiones, no a las alineaciones.
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