Vayan a los estadios e insulten, sale gratis.

Iberostar, uno de los campos más fríos de España. Hasta que de repente apareció  un grupo de hombres que se colocan detrás de la portería, estos hombres, a los que yo mantuve controlados todo el partido, se pasaron la mayor parte del encuentro  insultando a Cristiano Ronaldo de forma cansina, lo que hizo que este les contestase diciendo que no les escuchaba . Este grupo ofreció pocos canticos a favor de su equipo que al fin y al cabo es para lo que van al estadio, en cambio se escucharon muchos canticos insultantes hacia Cr7 y hacia nuestra patria. En los primeros minutos del partido llegue a escuchar en una ocasión: “Españoles hijos de p…”, afortunadamente el resto del estadio respondió con una sonora pitada que les hizo callar de una forma simultanea, como grupo mediocre que son.

Pero no es en valoraciones de grupos de animación (O como se denominen estos caballeros) de lo que quiero hablar hoy.  No quisiera entrar tampoco en valoraciones por las muecas de Ronaldo, ya que con una ley justa esas gesticulaciones nunca hubiesen existido. No hubiesen existido porque con una ley justa el partido se da por finalizado en cuanto se escucha un solo insulto hacia el “7” madridista.  La ley no es justa, y no es justa porque en la ley lo único que pone que hay que hacer en estos casos es sacar amarilla al jugador que se dirige hacia la grada sin importar ni un pepino que unos señores en la grada no se estén dirigiendo hacia el mejor jugador del mundo con el debido respeto que un jugador de esta índole merece.

Que no se alarmen ustedes cuando digo que a la mínima falta de respeto procedente de la grada el partido se debería de cancelar, ya que si cambiamos un par de palabras al famoso cantico que le repiten cada jornada fuera de casa  al internacional portugués  el partido hubiese sido cancelado. Me explico, el cantico al que me refiero dice así: “Ese portugués que hijo p…  es”, pues bien si cambiamos el “Ese portugués” por “Ese negro” el partido hubiese sido anulado de forma radical por el arbitro allí presente. Sinceramente esa ley debería ser cambiada de inmediato.